El Proceso de Crear Mandalas

Siento por mi propia experiencia que el proceso de crear mandalas empieza primero dentro de uno, esa chispa interna que vibra y pide ser manifestada en un papel en blanco.

El mandala empieza a gestarse internamente y comienza en ese preciso momento el proceso que se vá dando con el tiempo justo que cada mandala necesita. Es como un embarazo que se lleva dentro y toma su debido tiempo hasta que uno siente que es hora de parirlo.

Cualquier situación interna puede provocar un mandala, desde un estado de tristeza profunda hasta un estado de plenitud interna.

Cuando se sienta que ya llegó el momento, primeramente se busca un tiempo y un espacio sagrado, un lugar tranquilo con luz y buena ventilación, se prepara el ambiente con música, inciensos y velas, preparando el tabernáculo donde vá a nacer nuestro mandala.

Y así en estado de meditación se busca el papel primero, y no cualquier papel, tiene que ser el lienzo con el que uno se pueda conectar. Con suavidad se lo toca, se lo acaricia, y él responde y se dá la primera conexión. Uno lo habla y el papel contesta y en esa sincronizidad palpándolo, se cierran los ojos y se entra en comunicación entre lo de adentro y lo que está por nacer ,estableciendo el puente entre los dos mundos.

El siguiente paso, los colores, es bueno tener variedad de tipos y colores, y ponerlos frente a uno abriéndolos en una mesa, todo un arco iris a la disposición de uno. Rojos, azules, naranjas, marrones, todos se abren con su propia energía como instrumentos mágicos listos para la gran creación. Los colores van a ser elegidos a medida que transcurre el proceso de creación utilizándolos instintivamente, dejando a un lado lo racional.

Viene el momento de trazar el círculo que sostendrá todo el contenido, se puede simplemente hacerlo con un plato o utilizando un compás. El tamaño del círculo dependerá del tamaño del papel . No hay que dudar en nuestra intuición, hay que dejarse llevar durante todo el proceso de la mano de esta gran maestra sabia.

Tenemos el ambiente propicio, el papel, los colores y el círculo trazado y es ahí cuando empieza la mente y los conceptos a jugarnos (distraernos). En mi experiencia y en la que he visto en otros, es en este momento en donde aparecen las trabas y los bloqueos y vienen a nosotros preguntas como: “ Y ahora qué hago? ¿Cómo empiezo? ¿De dónde empiezo? ¿Qué tengo que hacer? Se respira profundo y si se quiere se hace una pequeña meditación para dejar salir lo oculto, lo desconocido, libremente es decir libre de mente, dejando a un lado los temores y los conceptos. No estoy haciendo una obra de arte y no espero la aprobación de los demás, voy a ser yo mismo.

Y el color llama y uno se compenetra con él y empieza a dejar fluir las manos, dejar fluir los sentimientos y los pensamientos en una sinfonía de expresión. Trazo tras trazo, pincelada tras pincelada, se vá abriendo ese mundo interior ante nuestros ojos. Y en una cita con nosotros mismos vamos plasmando todo lo que viene en una entrega meditativa donde el tiempo se detiene y estamos viviendo ese momento aquí y ahora.

En este tiempo sin tiempo no hay regla fija, todo es válido, y cada uno despierta su propio terapeuta interno. El parto termina cuando internamente e instintivamente sentimos que ya está, que no le hace falta nada, que está completito. Y ahí está nuestro hijo, nuestra creación, ahí estamos nosotros mismos expresados en la diversidad de colores y formas.

Tomamos distancia física de él y lo observamos de varios ángulos, honrándolo, admirándolo. Tomamos nuestro tiempo para respirar y digerir el proceso y luego procedemos a poner un norte a nuestro mandala. Lo giramos y sentimos cuál es su norte y cuando lo tenemos claro sentimos intuitivamente cuál es su título, le ponemos nombre. Escribimos el nombre de nuestra creación en la parte inferior así como la fecha para poder llevar un registro de nuestros procesos.

Lo ponemos en un lugar a nuestra vista para que esté presente despertando en nosotros nuevas pistas y nuevos descubrimientos. Cuando sentimos que el proceso interno ha terminado y se ha cerrado el círculo podemos guardarlo dentro del cofre de nuestros tesoros.

Por: Susana Guerini

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