Arte: Mystic Eye de Nijesh Mohan

Uno de los aspectos fundamentales en el trabajo con la herramienta “Mandala Intuitivo”  es ir despertando la “Mirada que mira”, ese observador que permite estar consciente de todos los procesos internos que se van dando dentro de uno mismo mientras se es parte del círculo mandálico. Es por esto que además de activar  y beneficiarse de la concentración, de la calma y serenidad de la meditación mandálica, uno de los valores agregados que se utilizan en Mandala Intuitivo y  que también permite que el mandala tenga un efecto terapeútico, es el despertar del “darse cuenta”.

Es la “Mirada que mira” la que permite adentrarse en lo que está sucediendo dentro de nosotros mientras estamos en el proceso de creación, cabe señalar que el proceso no se limita únicamente durante el tiempo en que estamos creando el mandala, sino que incluye el tiempo de preparación, de ritual, de meditación, música y de preguntas nucleares que acompañan a cada uno preparándolo para una conexión auténtica con el Ser Esencial.

Ahora bien cómo hacemos en Mandala Intuitivo para despertar esa “Mirada que mira”? Es un entrenamiento de las primeras sesiones del curso y lo logramos a través de los registros. Yo le he puesto el nombre de “Registro Amoroso” y es todo aquello que vamos anotando en un cuaderno compañero de la creación, todo lo que sentimos y percibimos en nuestro interno, antes, durante y al final del proceso. Este entrenamiento de registrar de una manera amorosa lo que está pasando dentro de uno mismo hace que estemos despiertos y atentos a todos los movimientos internos tanto mentales como emocionales. Además se pretende ir desarrollando también, la atención a la percepción corporal mientras vivimos nuestro proceso mandálico.

Se anota todas las sensaciones que vienen a nosotros, con qué limitaciones nos encontramos, todos los sentimientos que aparecen, cómo sentimos el cuerpo, qué pasa con la mente, qué pensamientos vienen, qué recuerdos nos visitan, etc, etc, todo lo que pueda ser relevante para cada uno.

Para mí, es importantísimo aprender a desarrollar al observador y que éste observador no esté cargado de juicios, controles y conceptos sino más bien que sea una mirada compasiva con visión y discernimiento. Esta práctica de la “mirada que mira” una vez que está desarrollada puede ser muy útil para nuestro desarrollo personal porque la podemos aplicar en todas las situaciones de nuestra vida.

Y para manifestar y dar constancia de  esa “Mirada que mira” en los círculos de Mandala Intuitivo compartimos entre todas nuestros procesos beneficiándonos del efecto espejo con las experiencias de los demás. La verdad es que como todos estamos conectados,  los temas de los otros son nuestros también.  Y es así como todos nos conectamos  como un entretejido energético con nuestras vivencias y siempre las vivencias del otro nos sirven también para aprender, comprender y crecer.

Activar la “Mirada que mira” nos podrá ayudar a enfrentar mejor los desafíos en nuestra vida, a darnos cuenta de nuestras virtudes y nuestros errores y desde ahí poder discernir y tomar mejores decisiones. Vivimos normalmente dormidos en automático y cuando empezamos a despertar, empezamos a darnos cuenta y al darnos cuenta estamos activando la “Mirada que mira”.

Así este trabajo de Mandala Intuitvo es un trabajo completo e integral donde se crea un despertar y un acompañamiento colectivo en el grupo cuya energía circular y espiral permite acoger de manera respetuosa y amorosa a todos.

Por: Susana Guerini

“Yo Soy el Ojo que todo lo Vé, la Visión, y el Visionario, Yo Soy”

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