Nacido en Junio del 2011

    Su nombre: “El gran teatro de la Vida”

Cuando empecé a crear este mandala, jamás se me ocurrió dibujar un payaso! Mi mente estaba con la idea de crear formas geométricas grandes para explayarme con los colores. Un diseño ya me venía a la mente antes de empezar la creación pero no hay nada que hacer, en el Mandala Intuitivo lo que la mente quiere es una cosa,  y lo que quiere expresar el interno, es otra. Y es que uno no puede entrar a la creación de mandalas mentalmente o “preparado”, uno no puede engañar al inconsciente que quiere expresarse a través de formas y colores. Así cuando estaba uniendo las líneas de mi mandala, paso a paso me fui dando cuenta que estaba creando un payaso…..un payaso que llora….jamás lo hubiera pensado.

Cuando ví mi creación fue como mirar claramente mi proceso reflejado en el papel. Me conectó con los payasos y con el disgusto que me producían verlos cuando era pequeña. Me asustaban, me producían repugnancia y es que sabía el poder que tenían tras las máscaras, sabía que la máscara era su protección para poder hacer lo que querían y hasta se “hacían los graciosos” que para mí no tenían nada de gracioso.  Ya años más tarde, diez o quince años, tuve en cambio una atracción por las máscaras, por los payasos y empecé a comprar payasos y máscaras de cerámica para decorar mi casa.  Después de eso no recuerdo haber tenido ninguna conexión con las máscaras o los payasos. Han pasado de eso unos 15 o 18 años y ahora me encuentro un payaso en mi mandala.

Al iniciar una meditación con mi mandala pude relacionarme con mi tristeza, tras toda esa pompa de adornos ridículos y coloridos está ese Ser con su tristeza, estoy yo con mi tristeza. Realmente fue muy conmovedor sentirme ahí, cargada de tantos adornos hasta velas encendidas en mi cabeza!! Sentí cómo desde pequeñ@s nos imponen tanto la sociedad como nuestros padres, “vestuarios” y “etiquetas” y nosotros adoptamos la careta que nos ponen desde pequeños y así crecemos siendo los “tímidos”,  los “desordenados”, los “especiales”, los “lindos”, los “narizones”, los “gruñones”, etc, etc. Nos encuadran en uno o dos calificativos y creemos realmente que ESO SOMOS!  Tarea difícil cumplir con el personaje todo el tiempo no? y cargando con eso durante toda nuestra vida e influenciando en todas nuestras relaciones?? qué tal??

Máscaras en la infancia, máscaras en la adolesencia, máscaras en la juventud, en la edad adulta como la máscara de la hija perfecta, de la mejor madre, de la inigualable esposa y hasta la máscara de la gran gurú espiritual!! Sí amig@s hasta máscaras espirituales nos ponemos cuando empezamos este camino. Recuerdo bien mi máscara de “Madre Teresa”, ayudando a todo el mundo, siendo la más buena de todas las espirituales, sacrificando mi tiempo, desapegándome de todo.. hasta de mis propias responsabililidades y necesidades propias como ser humano. Usé algún tiempo esta máscara y creo que todos algún rato la usamos y cuánto tema interno hay detrás ufff!! Cuánto se esconde detrás de esa máscara…muchísimo! pero eso sí muy aplaudidad y aclamada por los demás, no me puedo quejar jaja.

Y cuándo es que podemos realmente ser y expresarnos auténticamente?? La verdad es que tenemos toda la libertad de hacerlo pero qué difícil es hacerlo cuando hay todo un engranaje afuera que impide y a veces hasta boycotea el que podamos Ser nosotros mismos? Tenemos que ser grandes artistas en esta vida durmiente para poder interpretar tantos personajes creados por nosotros mismos para poder sobrevivir, sentirnos amados y respetados, pertenecer y sentirnos bienvenidos. Tener que hacer todos estos malabares cuando todos estos derechos deberían ser inherentes al Ser, deberíamos ser recibidos en este planeta con respeto y amor, deberíamos tener igualdad de derechos, deberíamos tener el derecho de expresarnos autenticamente y poder relacionarnos auténticamente con los demás. Pero lamentablemente esto está en extinción, cada vez más son menos  las oportunidades que tenemos de Ser y cada vez más se encuentran menos espacios para poder expresar lo que sentimos y compartir nuestros anhelos del alma. Y es que el poder del Ser es un riesgo para un sistema manipulador e hipnotizador en el que todavía nos movemos. No les ha pasado que salen a re-unirse con sus compañeras o amigas y terminan en una “re-unión” donde el tema de conversación es el ùltimo modelo de auto que tiene la fulanita, o el chisme del matrimonio de tal o cual, o de tantas cosas superficiales que le dejan a uno vacío?? Y tú qué tal? Yo muy bien y tú? Yo también muy bien.  Qué de auténtico tienen nuestros encuentros? Cuántos encuentros realmente se convierten en “encuentros amigables” donde se sigue el hilo de la conversación hueca y monótona sin aportar nada al enriquecimiento interno de todos??

Y así lamentablemente terminamos haciéndonos estas preguntas:

¿Para qué insistir en luchar por ser uno mismo cuando a nadie parece importarle?

¿Para qué creer que uno está en el lugar adecuado para expresarse libremente cuando nadie tiene consciencia de lo que es ser auténtico?

¿ Para qué sirve creer que uno encontró la situación y el momento adecuado de abrir su corazón cuando todos “duermen”?

Hay muchas cosas que la gente no entiende, es por ello que mostrar el sentir verdadero es algo muy peligroso. La vida es igual a una obra de teatro en donde cada uno tiene un papel, un rol diferente y también una máscara diferente. Cada persona juega su papel y para esto cubre su persona bajo una máscara que puede ser grande o pequeña dependiendo de lo que la persona decida mostrar de si misma, de su verdadero pensar, de su auténtico sentir.
Y es que sucede muchísimas veces que si la gente vé a alguien llorar y expresar sus emociones, lo llaman débil y lo callan.
Si alguien trata de expresar su sentir y pensar por algo muy personal que le pasó, aun así tarde o temprano se le terminará juzgándolo apartándose realmente del  dolor de esa persona.
Si alguien actúa llevado por sus impulsos y su creatividad original en todo momento se le tachará seguro de loco e igualmente de inapropiado al momento o circunstancia. Y cuando uno habla de su vida y de su alegría, podría llevarse encima envidias o darse cuenta que realmente a nadie le importa.

Qué triste es tener que llevar máscaras y saber que uno encuentra en el otro a otras máscaras. Y es que en todos estos casos y más, usar mascaras se convierte en una necesidad. Ocultar el verdadero yo para mostrar una persona. Qué ironía que precisamente la palabra “persona” tenga sus raíces en el griego y significa “máscara”.

La educación, la sociedad, el trabajo, la conveniencia y hasta la astucia son factores que determinan los diferentes colores y matices de las máscaras que usamos. La máscara está condicionada por lo que aprendemos del mundo externo y sus exigencias para poder desenvolverse en él. Cómo debe uno “comportarse” en sociedad, en la mesa, en el trabajo, en la familia para no salirse de contexto.

Las frustraciones, la vergüenza, la ira, la tristeza y decepciones. Ellos también pintan las máscaras que usamos. Todo aquello que es mejor callar, todo aquello que otros no podrían entender, todo aquello que otros podrían usar en contra de uno mismo para aprovecharse, todo aquello que uno aprende para defenderse y ser astuto.

Me pregunto cómo hemos desarrollado tantos personajes, tantas máscaras, còmo podemos vivir así? Y es que ya se ha vuelto un modus-operandis? Mirando a mi mandala me pregunto cuándo he podido ser yo misma, cuántas oportunidades he tenido en mi vida  para expresar lo que siento, para ser màs auténtica?  Realmente muy pocas… y las pocas veces que he tenido esa oportunidad ha venido luego el látigo, la crítica, el juicio hasta acallarme. Y viene un nuevo reto, el de ser creativa y seguir en este mundo durmiente que todavía se dá, pero no pertenecer a él, moverse en la vorágine del sistema pero ser más astuta y no ser una esclava sino quien controla y determina conscientemente lo que sucede sin claudicar a la inercia.

Pienso que las máscaras son verdaderas herramientas útiles y necesarias para poder sobrevivir en un mundo inhumano y anti natural en el que vivimos, si no las usaríamos estaríamos perdidos, en la cárcel o encerrados en un manicomio porque así de contradictorio es el mundo en que vivimos. De ahí la importancia de encontrar espacios y gente con la que uno realmente pueda Ser, pueda expresarse y compartir auténticamente, eso es un tesoro y una bendición. Seres con los que se pueda mostrar la verdadera cara, reir, llorar, desahogarse, pedir ayuda, tomar fuerzas antes de volver a ocultar el verdadero Yo. Personas maravillosas con quienes uno está segura del rostro propio y no se incomoda del rostro de los demás, amig@s-herman@s que dan fuerza para poder volver a ponerse la careta……. una vez más.

Susana Guerini

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