Luego de la última sesión de mandala-terapia que acompañé, salí sintiéndome triste y desilusionada. He disfrutado mucho y aprendido también mucho en todos estos años de acompañar gente a través del yoga, de la terapia y del acompañamiento con mandalas.

Y mi labor como yo, han ido evolucionando y madurando. Mientras más trabajo interno tenga y más espacio en mí integrado, mejor puedo acompañar a los demás y es que cómo se puede acompañar al otro basándose solamente en libros, en teorías ajenas a la experiencia propia? Pienso que la mayor sabiduría está en las vivencias conscientes, desde ahí uno está en la capacidad de guiar a los demás.

He tenido muchas satisfacciones en mi trabajo con los demás, me ha llenado de dicha ver cómo mis socios- alumnos emprenden un camino iniciático y logran comprender, y logran empoderarse para poder seguir avanzando por sus vidas de una manera más auténtica y tomando decisiones certeras.

Y digo “socios” porque siempre es un intercambio, nunca es de un solo lado. Las dos partes nos enriquecemos mutuamente en un intercambio ritmico balanceado. Y digo “alumnos”, porque además del acompañamiento, les enseño a crear sus propios mandalas para procesar sus sentimientos para que así puedan usar esta herramienta cuando lo necesiten. De esta manera se independizan, se vuelven autónomos para crecer internamente.

Cerrar sesiones y salir llenita de conexión con lo Divino, llenita de contentamiento por el otro, llenita de agradecimiento por la herramienta y por la vida. Ver la transformación claramente en los ojos del otro, de unos ojos tapados, confusos a unos ojos llenos de brillo y conexión interna….qué bendición!

Apareció en mí algunas veces la interrogante de la eficacia de la terapia cuando veía como mis alumnos o socios avanzaban 5 pasos y luego por influencia de los demás, del sistema, de la educación, de la religión, etc, retrocedían 6 pasos……..era frustrante.

Hoy ese interrogante está más presente, me pregunto de qué sirve guiar y avanzar si en el externo no hay sostenimiento, apoyo ni consciencia para mis socio-alumnos?

Como sabemos el trabajo interno es para valientes, y nos ha costado mucho esfuerzo y disciplina caminar conscientemente pero si a eso le sumamos que tras salir de sesiones o retiros extasiados de consciencia, se regresa a estados de vida durmiente en la familia, en el trabajo, en el colegio, etc. Es un shock que amenaza la perseverancia y constancia de lo alcanzado. La vorágine de lo dormido termina comiéndonos y haciéndonos regresar a la manada….pufff!!

Cuántas veces nos ha pasado esto? los que estamos en este camino, muchas, tarde o temprano. Qué diferente sería salir de una sesión y re-unirse con grupos de gente despierta y en la misma búsqueda no? Cuánto avanzaríamos? Muchísimo más que teniendo la corriente en contra por supuesto.

Cómo sería pertenecer a un círculo de seres humanos que viven de manera amorosa y consciente donde todos nos respetaramos, nos consideramos, donde practicáramos la solidaridad y la cooperación? Donde la meta común sería la integración con uno mismo, con los demás y con la naturaleza?

Y bueno, por ahora, lo que me corresponde, integrar mi tristeza y mi frustración…

Susana Guerini

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