Hay que tener muy claro qué estoy buscando en el trabajo con los mandalas y cuál es mi motivación. Hay dos maneras en mi parecer, en las que se puede abordar el trabajo con mandalas. Una es como un trabajo estético, artístico, que también es válido y el otro es un enfoque de utilización terapeútica, espiritual y como una herramienta de auto-conocimiento. Por supuesto poseemos de libre albedrío y habrá quienes se sientan cómodos utilizando mandalas de manera artística, decorativa y otros que se acerquen al trabajo con mandalas con un profundo respeto y una actitud de búsqueda interna. Dependerá mucho de lo que realmente estamos buscando y tener claro cuáles son los objetivos propios en nuestro acercamiento con los mandalas.

Dentro del enfoque de auto-conocimiento y de búsqueda personal y espiritual, veo con tristeza como su valor, su magia, su misterio, sus bondades, son subestimados, utilizados para vender a un público que lo que le interesa es estar en la moda espiritual y consumir productos espirituales rápidos. Se pretende entrar en el mundo de los mandalas, de forma rápida, inconsciente y superficial.

Se está comercializando el trabajo con mandalas como moda espiritual, fomentando las ofertas de todo tipo donde básicamente se promueve la competición feroz de quién hace mandalas más bonitos y perfectos.

Hay blogs y blogs donde se repite una y otra vez la misma información de los mandalas, eso sí no podía faltar los significados e interpretaciones baratas de las formas y colores de nuestros mandalas. Como si pudiéramos entendernos a través de recetas mágicas y conceptos fijos. Y me pregunto, cómo se puede definir de manera tan simple todo el misterio mandálico que somos?

Si todo y todos estamos en continuo movimiento de expansión y contracción, cómo podemos definirnos con significados estáticos? Y si cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles cómo podemos calzar dentro de interpretaciones y significados generales y de masa?

Se deja de honrar el verdadero trabajo con mandalas, se le suprime su belleza y generosidad divina cuando lo comercializamos para fines económicos. Y como no basta estar “in” alardeando que hacemos mandalas preciosos, hay quienes quieren tener certificados, diplomas que los acrediten para facilitar talleres y así entra el negocio de la formación de “profesores de mandalas”.

El mandala ha sido utilizado desde sus orígenes como una vía para la evolución de la consciencia y muchos lo han convertido en una simple clase de pintura artística donde la que tiene dones artísticos resaltará ante las demás y las que simplemente no tienen esos dones, se retirarán frustradas y decepcionadas con la autoestima por los suelos.  ¿Cómo podemos en estas circunstancias trabajar nuestra autoestima a través de nuestros mandalas?

Los mandalas y su creación personal así como la meditación con éstos, están para quienes están dentro de un camino de auto-conocimiento y desean profundizar en sus procesos internos, así también para quienes buscan volver activar su intuición y creatividad para poder emplearlas en los desafíos de la vida diaria.

Se nos ha dado el mandala para abrirnos un camino directo hacia nuestra propia sabiduría. El trabajo con mandalas llega a nosotros para centrarnos, para integrar nuestras emociones, para ordenar la mente y poder conectar con lo Divino. ¿Cómo podemos realmente adentrarnos en este trabajo si sólo nos limitamos a pintar uno o dos mandalas en dos horas de taller?

Para mí, el trabajo con mandalas es básicamente un trabajo que se mueve por experiencias propias, es puramente vivencial y aunque pareciera algo tan simple, en su aparente “simpleza” abarca un extraordinario abanico de posibilidades para poder tenerlo como una herramienta valiosa en nuestro camino de auto-conocimiento. Primero siempre vivenciándolo en uno mismo, una y otra vez, para luego compartirlo con los demás. Mientras más se entrega uno a este trabajo, más capacidad tiene para acompañar a otros en este camino.

En mi experiencia propia, entrar en el mundo de mandalas nos hace siempre ser aprendices, porque en cada momento el trabajo con mandalas nos trae nuevos y nuevos aprendizajes, es una herramienta con una abundancia infinita que se vá desplegando sutilmente en la medida en que nos vamos entregando a ella.

Sé que no podemos escapar tan fácilmente de este sistema opresor y de consumo por eso, es necesario informarnos más y tener mayor consciencia para discernir entre lo importante de lo no tan importante, de lo que mi alma está pidiendo, de lo que hacen las masas, entre lo auténtico de lo superficial.

Trabajar con mandalas hace que paremos nuestro corre corre por la vida, parar en nuestras vidas y empezar a mirarnos en nuestro interior. Y si pretendemos llegar a ésto, no busquemos talleres rápidos y con fines artísticos que no permitan adentrarnos en la quietud y en la autoreflexión. Mientras más tiempo entregas a este trabajo, más podrás recibir!

Este camino mandálico es un camino de mucha revelación y profunda transformación. Un camino donde hay mucho que aprender y mucho más que des-aprender.

Recomiendo a todas las que estén con el llamado a conocerse verdaderamente, a comprenderse, desarrollarse y mejorar en algo su calidad de vida interna buscar propuestas con sustancia, propuestas que impliquen más entrega y no sólo de tiempo, sino de entrega personal para poder llenarse de lo mejor de uno mismo.

Susana Guerini

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